jueves, 20 de marzo de 2014

Estadísticas en México.

En estos últimos años las zonas más pobres de nuestro país han tenido problemas con las cosechas, es decir, de 22,136,742 hectáreas de superficie sembrada total sólo se cosecharon 18,093,807 hectáreas, teniendo en cuenta que éstos datos son a nivel nacional y no por estados. Nuria Urquía, representante de la FAO, destacó que la mayor parte los pequeños agricultores (sin empresa) se encuentran en condiciones de pobreza por lo que se requieren estrategias políticas públicas que los ayuden, tanto para incrementar su producción de autoconsumo, así como para que también puedan incursionar en los mercados locales. En conferencia de prensa, Urquía señaló que los pequeños productores son alrededor de cuatro millones y destacó que generan 20 millones de toneladas de productos, es decir, el 12 por ciento de la producción agrícola del país, de los cuales destacan Veracruz, Tamaulipas, Oaxaca, Jalisco y Chiapas que que tienen entre  1,014,950 a 1,405,851 hectáreas de cosecha total, pero, ¿Y los demás estados de la República?.
 
De acuerdo a la FAO la agricultura familiar es fundamental para la producción sostenible de alimentos y es un gran aporte a la contribución del logro de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza. Miguel Ángel Martínez, de la SAGARPA, destacó que para el próximo año se destinará un presupuesto de 12 mil millones de pesos para incentivar este tipo de agricultura, sin embargo lo que necesitamos son nuevas técnicas para la mejora de las semillas, ya que como lo muestran las cifras se pierden miles de semillas al año. Esto quiere decir que dichas semillas no son fuertes a ciertos climas, no maduran en el tiempo requerido o simplemente salió mala la cosecha, requiriendo la participación de la Biología en Alimentos para la mejora de éstas, haciendo que sean más fuertes, soporten los cambios climáticos y una adecuada maduración en cuestión de tiempo y calidad.
 
En el caso de México con la biotecnología, y en especial el panorama ya controvertido del desarrollo de la ingeniería genética asociada con la producción de maíz, se muestra con un potencial de mayor conflicto social al considerar, el maíz como un recurso importante para la producción. Sin embargo, la utilización de la ingeniería genética para la producción de nuevas y mejoradas semillas no está planteada todavía como parte de una política nacional a corto plazo e incluso ni a largo plazo.

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